Nota Clarín 8/04/09




Espectáculos

CHE!, EL MUSICAL ARGENTINO

Otro mito en clave de música

Por: Eduardo Slusarczuk
"Queríamos pasar al Che de la camiseta a la cabeza. Y si baja al corazón, mejor todavía". Mientras sobre el escenario mayor de la Ciudad Cultural Konex, un adolescente Ernesto Guevara le regala uno de sus dos pantalones al hijo de un peón que trabaja en su casa, ante la atónita mirada de la criada de su familia, y la aprobación de su madre, Oscar Mangione, en la platea, justifica la elección del revolucionario argentino como protagonista de su primer musical.

A su lado, Oscar Laiguera, su socio en la autoría de la obra, suma razones. "En lugar de meterse con personajes imaginarios, ¿por qué no hacer grandes construcciones teatrales y musicales con personajes de nuestra historia?", pregunta, sin esperar respuesta, antes de agregar: "A los argentinos ya nos vinieron a contar la historia de Evita en un musical, y pensamos que en cualquier momento vendrían productores de los Estados Unidos o Europa para hacer lo mismo con el Che. Y entonces, decidimos anticiparnos".

"Al final venceré". Ernestito ahora canta junto al coro y, con su grito, espanta al asma, ese enemigo que lo apremia, una y otra vez, en sus años de crecimiento.

Con el libreto casi listo, tras casi dos años de investigación y escritura, Mangione y Laiguera le ofrecieron la dirección de su apuesta a Daniel Suárez Marzal, quien aceptó el reto. "Al principio me pareció una inconciencia. Pero me gustó la idea", admite el elegido, que por un rato abandona su función, para sumarse al diálogo.

Y autores y director coinciden que el musical como género suele ser asociado con una mirada frívola de los temas que aborda, Suárez Marzal dispara: "Habría que apuntar a que también puede haber un musical no banal".

En esa dirección, los autores coinciden en que se manejaron con el mayor de los cuidados tanto en la elección del eje del relato, como en el tratamiento musical que le dieron. "A lo largo de su vida, el Che se despoja de su clase social, de su familia, de su novia de clase alta. Deja su patria, su nacionalidad. Gana una revolución, pero abandona su cargo para ir en pos de otra. Ese constante despojamiento de las cosas terrenales marca la línea narrativa principal", explica Mangione. Intención que se traduce en un texto dividido en cuatro etapas.

Primero, la niñez, que resume sus años en Alta Gracia, acechado por el asma y el deterioro de la situación económica de su familia. Luego, los tiempos de la despedida de su novia Chichina, y su largo periplo en motocicleta, junto a su amigo Alberto Granado, su encuentro con Hilda, y su primer contacto con Raúl Castro. Puerta de entrada para el tercer acto, con la revolución cubana como epicentro. Y tránsito hacia la inmortalidad, última estación del viaje musical por la vida del Che.

Un alto en la pasada de la obra sirve para que Alejandro Paker se acople a la conversación. Después de su trabajo en Pepino el 88, el año pasado, bajo el mando de Suárez Marzal, Paker dice que habían quedado en repetir la experiencia. Y argumenta: "Te brinda un gran espacio de libertad creativa. Además, sabe cómo llevarme y cuáles son los colores que puedo dar a la hora de actuar". Meterse en la piel del Che fue, para Paker, la ocasión de conocer más de cerca a su coterráneo. "Yo soy de Rosario. Y lo único que sabía de él era que había nacido en la ciudad, como Roberto Fontanarrosa, Alberto Olmedo y Fito Páez", confiesa, antes de detallar la bibliografía a la que recurrió para descifrar la humanidad de su personaje. "Saber si tenía miedo, si extrañaba, si se enojaba. Eso es lo que más me interesó saber -dice-, para conseguir que cualquiera pueda identificarse con su manera de actuar."

Tanto para Laiguera como para Mangione, acertar con la composición musical era una de las claves que les permitiría avanzar con el proyecto. Y ambos se muestran conformes con el resultado, que comprende un recorrido por músicas argentinas, en convivencia con ritmos de las regiones de América del Sur por las que el Che dejó su huella.

"Acá, la forma musical incide mucho", destaca Lagueira, al resaltar que a lo largo de la obra siempre ronda lo argentino. Aunque, aclara, "también aparecen formas universales de la música", siempre tratadas con mucho cuidado, e interpretadas por un ensamble de 17 músicos, a los que se sumará como invitado, en ocasiones, Rubén Juárez."

2 comentarios:

  1. Tengo muchas ganas de ir a ver el musical, más viendo que el gran Alejandro Paker va a estar sobre el escenario.
    Saludos y éxito!

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